
El yogur es un producto muy consumido por deportistas, sobre todo antes de entrenar. Al momento de decidir qué tipo de yogur comprar y cuál es más sano, se suele pensar que deberíamos optar por el yogur griego. Pero, ¿es eso correcto? Te contamos:
El yogur griego se prepara, al igual que el yogur tradicional, a partir de leche fermentada. Pero, a la leche se le extrae el suero líquido, por lo que queda un producto más espeso y cremoso, con menos azúcar y más proteínas (hasta tres veces más proteínas que los yogures tradicionales), siendo esto último crucial para fortalecer los músculos.
Al ser más cremoso, provoca mayor sensación de saciedad, lo que es ideal para controlar el peso. Además, previene problemas de colon irritable, regulariza el tránsito intestinal, produce menos gases y fortalece el sistema inmune.
Una buena idea es usar el yogur griego para batidos o mezclado con frutas y cereales integrales, para un contundente y saludable desayuno.
A favor del yogur tradicional podemos decir que proporciona el doble de calcio mineral que fortalece los huesos, y que además suele ser más barato que la versión griega.
En definitiva, tanto el yogur griego como el yogur tradicional están llenos de calcio, proteínas, vitamina B-12, fósforo y potasio, ¡por lo que deberías comer al menos uno diario!
Dato:
Yogur griego (225 gr): 134 calorías, 24 gr de proteínas, 27% de Calcio.
Yogur natural (225 gr): 114 calorías, 9,5 gr de proteínas, 34% de Calcio.