
La práctica deportiva es muy beneficiosa para reducir el estrés en las personas y mejorar su calidad de vida. Sin embargo, se debe tener cuidado si se está en un estado de enojo o ira al momento de ejercitarse, puesto que puede traer graves consecuencias. Acá te informamos de las más importantes.
1- Hacer deporte mientras se está enojado triplica el riesgo de sufrir un ataque cardíaco:
Numerosos estudios han comprobado la directa relación entre la ira y los riesgos de padecer accidentes cardiovasculares. El solo hecho de estar enfadado o molesto duplica las opciones de experimentar problemas al corazón, y el esfuerzo físico intenso tiene un efecto parecido. Por lo mismo, la conjunción de ambos factores triplica las posibilidades de sufrir un ataque cardíaco.
2- Aumenta el riesgo de ataques cerebrales:
Al igual que en el caso anterior, la suma de enfado y ejercicio es una mala combinación para nuestro cerebro. El enojo incrementa la presión arterial, la respiración, puede producir taquicardia y aumenta la producción de adrenalina, alterando el equilibrio natural del organismo.
3- El enojo prolongado puede ocasionar lesiones:
El enfado es un sentimiento no recomendado para las personas, ya que no solo influye en su ánimo, sino que además tiene repercusiones físicas. Puede provocar dolores musculares y contracturas, por lo que sumado al deporte es una mala combinación.
4- El estar molesto puede disminuir tu rendimiento deportivo:
La ira o enojo en exceso puede desencadenar en la reducción de las defensas del sistema inmunológico, padecer gastritis, jaquecas o incluso colitis. Por lo mismo, todos estos factores pueden influir directamente en la capacidad para practicar algún deporte.
5- Ejercitarse estando enojado puede desencadenar en accidentes:
Está comprobado que al estar enfadado se pierde la concentración. Si a esto le sumamos la práctica física al aire libre, nos exponemos a chocar con alguien, no estar atentos a los vehículos que puedan estar circulando cerca, o a nuestro propio desplazamiento (trote, bicicleta) en la calle.
Los especialistas recomiendan buscar una forma de relajarse antes de realizar ejercicio intenso. Si esto no es posible, se puede probar practicando deporte a un ritmo más pausado de lo normal. Por ejemplo, cambiar esos 10 kilómetros de trote por una caminata.