
El ejercitarse siempre será beneficioso para la salud física y mental de una persona. Sin embargo, no es extraño que muchos, en su afán por conseguir rápidamente sus metas, caigan en errores comunes que pueden perjudicarlos al corto, mediano o largo plazo. Acá te mencionamos los más importantes, para que tomes nota:
1- No realizar estiramientos o elongación:
Es fundamental estirar los músculos antes y después de realizar ejercicio, especialmente en la zona del cuerpo que más se trabajará. Esto ayudará a prevenir futuras lesiones. Lo ideal es no forzar tendones y ligamentos, realizando la elongación hasta el punto que se siente una leve tensión, por unos 20 a 30 segundos.
2- Beber poco líquido:
Es vital mantener una buena hidratación antes, durante y después de la actividad física. Se debe poner especial atención en los días con mucho calor y/o humedad ambiente. Para ejercicios de hasta una hora, con beber agua es suficiente. Mientras que si el tiempo es mayor a 60 minutos, se requerirá de bebidas deportivas (isotónicas).
3- Alimentarse de forma inadecuada:
La alimentación debe ser variada, equilibrada y con el número de calorías necesarias para cubrir las necesidades del organismo. Además, no se debe caer en excesos (consumo de alcohol o grasas), ya que podría perjudicar nuestro rendimiento o el cumplimiento de nuestras metas (pérdida de peso).
4- No respetar los días de descanso:
Luego de la actividad física intensa, los músculos necesitan descansar para seguir con el entrenamiento en el futuro. La sobre exigencia puede ser perjudicial y provocar lesiones que impedirán seguir con la práctica deportiva. Descansar el cuerpo es esencial para alcanzar nuestros objetivos.
5- Seguir entrenando pese a estar lesionado:
Entrenar con un músculo o articulación lesionada puede ser muy perjudicial. La recuperación se retardará, la lesión puede empeorar o hacerse crónica. Ante cualquier dolencia de consideración, se debe recurrir a un médico y esperar que el especialista de el alta para volver a la actividad física.
6- No variar el ejercicio o intensidad:
El cuerpo se acostumbra al mismo tipo de ejercicio con el tiempo. Es fundamental ir variando la intensidad de la actividad física o ir cambiando la rutina para seguir progresando. Las rutinas HIIT (intervalos de alta intensidad) son ideales para mejorar nuestro rendimiento.
7- Usar ropa o calzado inadecuado:
La indumentaria debe ser de una tela que permita absorber el sudor y cómoda para facilitar el movimiento. Las zapatillas, en especial para caminar y correr, deben ser capaces de absorber el impacto para prevenir lesiones. Por último, las mujeres con mucho busto deben usar sostenes o tops deportivos, para protegerse en actividades como una clase de aeróbica o step.
8- Abrigarse mucho o usar fajas térmicas:
Existe la errónea creencia que al sudar más se adelgazará más rápido. Esto lleva a que muchas personas tiendan a abrigarse más de la cuenta cuando hacen deporte. Lo cierto es que al hacer esto lo único que se obtiene es una deshidratación más rápida y la pérdida de minerales.
La vestimenta debe ser cómoda y que permita la ventilación. Nunca se deben usar plásticos o fajas para aumentar la sudoración.
9- Hacer ejercicio intenso en ayunas o con el estómago lleno:
El realizar actividad física intensa en ayunas no es recomendado, debido a que disminuyen rápidamente los niveles de azúcar en la sangre y nuestro rendimiento empeora. Lo óptimo es comer un desayuno basado en cereales integrales, lácteos descremados y frutas antes de practicar.
Además, no se recomienda el ejercicio intenso con el estómago lleno. Esto perjudicará la digestión de los alimentos y nuestro rendimiento físico. Lo mejor es reposar al menos 60 o 90 minutos luego de la comida.
10- Ejercitarse intensamente de noche o con mucho sol en el día:
La actividad física intensa estimula el sistema nervioso central, por lo que si se realiza de noche puede provocar insomnio. Lo ideal es que si no puedes entrenar en otro horario, tu rutina de ejercicios debe ser leve o moderada.
Además, se debe evitar entrenar al aire libre y de día, en jornadas con alta temperatura. Esto es para prevenir un golpe de calor, quemaduras por el sol o deshidratación extrema.